Texto descriptivo
La ciudad habla cuando paseamos a nuestros perretes. Esa persona que pasa de largo, apurada en su rutina, puede que el día que la encuentras mientras paseas a tu peludo decida detenerse a conversar. O un total desconocido se acerca para que los de cuatro patas se saluden, con su singular y olfativa manera de hacerlo. Todo esto ocurre mientras, claramente, las correas se entrelazan en un nudo sin fin, haciendo que llegues tarde al trabajo. Gracias, Fito, por llevarme de paseo y enseñarme a apreciar las simples cosas.
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