Texto descriptivo
Esta pieza gráfica representa cómo nuestras experiencias de vida, desde la infancia hasta el presente, están profundamente ligadas a los lugares donde hemos vivido. Cada ciudad o pueblo es un reflejo de nuestra esencia y un escenario donde se han grabado nuestros recuerdos más preciados. Estos lugares, llenos de memorias, se convierten en un hogar emocional al que recurrimos cuando necesitamos de un cálido recuerdo.
Las ciudades, aunque nos ofrecen nuevos horizontes, siempre nos recuerdan de dónde venimos, y esa conexión con el pasado nos da un sentido de pertenencia que llevamos con nosotros, incluso en la distancia. Así, seguimos pintando con nuevas experiencias, creando un mural de identidad como reflejo de una época que llevaremos siempre en el corazón. Y así habla la ciudad.
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